sábado, 9 de julio de 2016

La Serpiente en los Andes Prehispánicos


 Por Lorenzo Tacca QuispeLorenzo W. Tacca Quispe





RESUMEN
En las siguientes páginas se abordan temas referidos a la serpiente y su condición en el mundo andino hasta antes de la llegada de los españoles, es decir, los nombres o denominaciones que tuvo, su divinización y las diferentes representaciones que se le asignaban. Finalmente, se hace un breve análisis de su presencia en el valle de Arequipa y su condición actual.

ABSTRACT In the following pages will address issues related to the snake and status in the Andean world even before the Spanish arrived, the names or names which had its deification and the various representations that are assigned. Finally, a brief analysis of their presence in the valley of Arequipa and its current condition.

Las serpientes son los reptiles que, a diferencia de la mayoría de animales, aparecen en gran parte de las civilizaciones que se han desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad, quizás esta situación se deba a que los ofidios (en sus múltiples especies) se encuentren en diversas partes del mundo, tanto en zonas acuáticas (mares, ríos, lagos, etc.) así como en la superficie terrestre (zonas costeras, desiertos, valles, montes, selvas, etc.).
Algo destacable es que la serpiente siempre se ha constituido en una deidad o ente de mucho poder, sea maligno o de carácter benéfico. Demás está citar su presencia en grandes culturas como China, India, Grecia, Maya, etc.



 En el mundo andino prehispánico la serpiente siempre aparece vinculada a la fertilidad, al agua, al rayo y a la lluvia. El hecho de haber sido la deidad del agua, explicaría su culto y presencia en todos los Andes, desde Panamá y Colombia, hasta Chile y Argentina. En el Perú precolombino, los nombres con los que se conoció a las culebras fueron: Amaru, Machacuay, Yacumama, Sachamama, Coa, Catari o Katari, Asiru, Pichinique, Chocora, entre otros. Al ser la divinidad del agua, era lógico que la serpiente también fuese considerada como el espíritu tutelar de la actividad agrícola; Jean Guffroy expresa que las sierpes eran “animales ligados a la mitología andina, al trueno, la lluvia y la fertilidad vegetal”
1 . Para Juan Palao la culebra “también significa el rayo y el agua”

2 . Del mismo modo, para los aymaras las serpientes representaban la fertilidad, Valcárcel reafirma esto al manifestar que “se pensó en las culebras como símbolo de fertilidad y que por el hecho de vivir en el Ucu Pacha, o mundo subterráneo, se convertían en ríos o añosos árboles”

3 . Para Ravines el Amaru era un “verdadero dragón de la mitología quechua, señor de las aguas que habita en el fondo de las lagunas”

4 . Es sabido que hay varios cuentos, leyendas y mitos acerca de las sierpes, quizá la más interesante es la recogida por Valcárcel, él apunta la historia de dos seres fabulosos que recorren el Hanan, Kay y Ukhu Pacha (los tres mundos del hombre andino), estos seres eran Yacumama y Sachamama: “Ambos están representados por dos grandes sierpes o culebras, con la diferencia de que Sachamama es una serpiente de dos cabezas (anfisbena). Primero entran en el mundo de adentro (...) cuando suben estas culebras al mundo de aquí, o sea a la superficie de la tierra, una de ellas, Yacumama, repta y al arrastrarse por la tierra se convierte en gran río (Ucayali y Yacumama significan más o menos lo mismo: madre de los ríos). Sachamama no repta sino que camina verticalmente (...) con la cabeza de arriba va alimentándose de todos los seres voladores, aves e insectos, y con la cabeza de abajo va atrayendo a todos los animales que están sobre la superficie. Al pasar al mundo de arriba, Yacumama se transforma en rayo y Sachamama en arco iris. El arco Iris es una deidad que fecundiza la tierra, que da color a todas las plantas y seres en general. Es el signo de la fertilidad y fecundidad de los seres vivos y de la tierra misma. En tanto que el rayo es dios de las aguas que caen sobre la tierra en forma de lluvia, en la tempestad que es anunciada por el relámpago con su luz y por el trueno con su sonido. Cuando están en lo alto, el rayo se llama Illapa y el arco iris Coichi”



5 . Es con base en esta leyenda que varios autores explican la divinización de la serpiente en los Andes, tal como lo hace Javier Lajo, quien manifiesta que “el tiempo en nuestra cultura está representado por las serpientes sagradas Yakumama y Sachamama (...) que son dos serpientes entrelazadas, una con la cabeza implantada en el Ukhu Pacha y la otra con la cabeza en el Hanan Pacha, aquello representa la oscilación eterna del tiempo que va de una esfera mínima o Ukhu Pacha (pasado) a una esfera máxima o Hanan Pacha (futuro) y que tiene el ombligo o estómago en la esfera que representa lo que capta nuestra conciencia o Kay Pacha”1 . De todo esto se puede decir que los tres mundos del hombre andino están en constante unión y comunicación por dos serpientes míticas, ambas son deidades y espíritus tutelares del agua y la fertilidad y, por lo tanto, también de la actividad agrícola. La culebra también aparecía en el espacio estelar para el poblador de los andes, Macks Portugal manifiesta que “la serpiente no es deificada por ser un animal peligroso ni porque mora en lugares diferentes del altiplano, sino porque está representada en el cielo con el nombre de Katari Phaqa, o sea, la serpiente centelleante, corresponde a la constelación del Dragón”2 , Loza Balsa afirma lo mismo 3 . Para Polo de Ondegardo ésta debe ser la constelación Machacuay “a cuyo cargo están las serpientes y culebras para que no les hagan mal”4 . La figura del ofidio también aparece en el Zodíaco Negro de los Collas, es una mancha negra que tiene forma de una culebra ondulante y recibe el nombre de Asiru. 
Para Albornoz, las culebras eran deificadas por los andinos, por ello indica que “hay otro género de huaca que es cierto género de culebra de diferentes hechuras. Las adoran y sirven. Tomaron los ingas principales sus apellidos. Nombrase Machacuay y Amaro (...) les hacían muchas fiestas y sacrificios [por ello] hay muchas guacas destos nombres en todo el piru [Perú] con muchos servicios y haciendas”5 . Finalmente, misioneros agustinos, en su proceso de evangelización informan que “En los tiempos antiguos una enorme serpiente Uscaiguai acostumbraba aparecérsele a los indios y era objeto de veneración”6
Aparte de estas citas hay un sin número de cuentos y leyendas en las que este reptil es protagonista. En el valle de Arequipa la presencia de la serpiente es abundante en el arte rupestre petroglífico, siendo escasa su representación en textiles (ver ilustración 1), cerámica u otros objetos, ello se debe a que muchos de estos enseres tienen escasa presencia en los museos y, sobre todo, porque la acción de los huaqueros impide que varios de estos vestigios sean apreciados, debido a que son sacados ilegalmente, dejando a Arequipa sin estos elementos que permitirían un mejor panorama de nuestra arqueología, así como del arte prehispánico en estos lares. Por esta razón, es que en este trabajo se toma en cuenta la presencia de la culebra en los petroglifos. Para comenzar hay que mencionar que existe una marcada diferencia entre los motivos serpentiformes del valle oriental del Chili (Socabaya, Mollebaya, Quequeña, Yarabamba, Polobaya) con los que están ubicados en Uchumayo, La Joya, Vitor y Santa Isabel de Siguas, ya que en estos últimos sitios las serpientes presentan una mayor calidad en su elaboración, resaltan las que tienen cuerpos dentados, con puntos o círculos, con protuberancias corporales, cabezas con tocados y, sobre todo, las serpientes de dos cabezas. En cambio, en el valle oriental del Chili generalmente hay culebras muy estilizadas, el cuerpo es una línea curvilínea simple y la cabeza es un círculo con dos puntos (ojos) o una cabeza con dos protuberancias (¿orejas?, ¿barbas?) simples. Sólo lugares como Polobaya y Yarabamba presentan serpientes bien trabajadas y de alta belleza rupestre. Quizás, la principal razón de esta diferencia haya sido el material de soporte, pues en el valle oriental del Chili las rocas sobre las que han sido ejecutadas, las representaciones de culebras, son más duras en comparación con zonas como Uchumayo, Vítor o Siguas donde abunda la ignimbrita, comúnmente conocida como “sillar”, material que es más blando y fácil de trabajar. La explicación a la abundante presencia de este reptil, de hecho se basa en la asociación de este animal con el agua; si tomamos en cuenta que este valle es un oasis rodeado de cordillera y extensos desiertos, de hecho el líquido elemento era un bien preciado, al igual que la deidad que lo representaba: la serpiente; es por ello que sus imágenes se encuentran en zonas cercanas a fuentes de agua y en el trayecto de los ríos hasta que estos llegan al mar. 

Lamentablemente para las sierpes, la creencia en su poder benefactor cambió radicalmente con la llegada de los españoles y su religión, quienes tenían un concepto muy diferente de los ofidios, pues estos eran asociados con el mal; la influencia fue tan grande que hasta el día de hoy se relaciona a estos animales con el diablo, a ello hay que sumar el temor que la gente les tiene por pensar que todas son venenosas, cuando en realidad son muy escasas las que tienen esta condición, para el caso de la Región Arequipa se sabe de una sola especie peligrosa que habita en los desiertos y parte del valle de Majes; por si fuera poco existe la creencia de que el “sebo de culebra” alivia diversas dolencias, por estas razones es común ver en la actualidad a gente que mata las serpientes cuando se cruza con ellas. Para ahondar el problema, la contaminación de los ríos, hábitat preferido de varias especies, está provocado su extinción. Hoy en día las serpientes están desapareciendo, así como sucedió con la fabulosa creencia de su poder benefactor que permitía la presencia constante del agua en los andes prehispánicos.

1 Guffroy, Jean. El Arte Rupestre del Antiguo Perú. IFEA. Lima, 1999, p.112.
2 Palao Berastain, Juan. Pukará Primera Gran Cultura del Altiplano. Proyecto Especial Pampa II-UE. Puno, 1995, p.20.
3 Véase Huertas Vallejos, Lorenzo. La Religión en una Sociedad Rural Andina (Siglo XVII. UNSCH. Ayacucho, 1981, p.81.
4 Ravines, Rogger. Escamosos y Cocodrilos en el Mundo Andino. CIBA-GEIGY Editorial ALFA. Lima, s/f, p.24.
5 Valcárcel, Luis E. Etnohistoria del Perú Antiguo. UNMSM. Lima, 1964, Segunda edición, pp.137-138.

 1 Lajo, Javier. Qhapaq Kuna... Más Allá de la Civilización. Pachawaray. Cusco, 2002, p30.
2 Portugal, Macks. Petroglifos y Pictografías en Diferentes Áreas de Bolivia. En Arte y Arqueología No 1. Instituto de Investigación Artística de la Facultad de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, 1969, p.69.
3 Loza Balsa, Gregorio. Astronomía y Calendario Aymara. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. La Paz, 1995.
4 Ondegardo, Polo de. Informaciones acerca de la Religión y Gobierno de los Incas. Imprenta Librería Sanmartí. Lima, 1917, p.5.
5 Albornoz, Cristóbal de. Instrucción Para Descubrir Todas las Huacas del Pirú y sus Camayos y sus Haciendas. En Pierre Duviols. Albornoz y el Espacio Ritual Andino Prehispánico. Revista Andina No 3. Centro Bartolomé de las Casas. Cusco, 1984, p.201.
6  Agustinos 1865, En. Griffiths, Nicholas. La Cruz y la Serpiente. PUCP. Lima, 1998, p.17.





 FUENTES:
 Albornoz, Cristóbal de. Instrucción Para Descubrir Todas las Huacas del Pirú y sus Camayos y sus Haciendas. En Pierre Duviols. Albornoz y el Espacio Ritual Andino Prehispánico. Revista Andina No 3. Centro Bartolomé de las Casas. Cusco, (1984).
Griffiths, Nicholas. La Cruz y la Serpiente. Lima: PUCP, 1998.
Guffroy, Jean. El Arte Rupestre del Antiguo Perú. Lima: IFEA, 1999.
Huertas Vallejos, Lorenzo. La Religión en una Sociedad Rural Andina (Siglo XVII). Ayacucho UNSCH, 1981.
Lajo, Javier. Qhapaq Kuna... Más Allá de la Civilización Pachawaray. Cusco: 2002.
Loza Balsa, Gregorio. Astronomía y Calendario Aymara. La Paz: Museo Nacional de Etnografía y Folklore. 1995.
Ondegardo, Polo de. Informaciones Acerca de la Religión y Gobierno de los Incas. Lima: Imprenta Librería Sanmartí, 1917.
Palao Berastain, Juan. Pukará Primera Gran Cultura del Altiplano Proyecto Especial Pampa II-UE. Puno: 1995. Portugal, Macks. Petroglifos y Pictografías en Diferentes Áreas de Bolivia. En Arte y Arqueología No 1. Instituto de Investigación Artística de la Facultad de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, (1969).
Ravines, Rogger. Escamosos y Cocodrilos en el Mundo Andino. Lima: CIBA-GEIGY Editorial ALFA, s/f. Tacca Quispe, Lorenzo. Los Petroglifos de Illomas y Otros Lugares Asociados. Arequipa: Municipalidad Provincial de Condesuyos, 2008.
Valcarcel, Luis E. Etnohistoria del Perú Antiguo. Lima: UNMSM, 1964. Segunda edición.

* Universidad Nacional de San Agustín. Correo electrónico: lorenzj1@yahoo.com.ar 16 Historia 9 Arequipa 2010

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